Esperem que aquests dies de vacances ens facin reflexionar i provoquin canvis en la nostra vida a la tornada...
A GRANEL
Guillermo Viglione
El hipermercado cerró
los ultramarinos y mató las conversaciones de barrio. El autoservicio dejó las
compras sin balanza y sin palabras. Prohibido bromear con la cajera que se
forma cola. Hay cajas rápidas para los que llevan pocos productos y ya hay
cajas en las que te cobras tú mismo. Las lechugas vienen en bolsa y
deshojadas. Las manzanas maduran en bandejas de plástico rígido.
Éste es un mundo
empaquetado, enlatado, etiquetado, clasificado, embotellado, precintado, embolsado,
plastificado, deshuesado, desgrasado, pelado, precocinado y loncheado. Un mundo
no retornable de PVC, Pet, Tetrabrik, aluminio, poliestireno expandido y mil
tipos de plástico. Una vida insostenible, marcada, como nuestros productos, con
fecha de caducidad.
El progreso es
aséptico. Escrupuloso. Exacto y desapasionado. Yo prefiero vivir a granel.
Comprar al corte. Que vuelvan las hueveras y el vermut de barril. Los mercados
y los mercadillos. Conocer a quien regó los tomates. Rellenar sifones y
devolver los cascos. Comprar lento, charlar y perder el tiempo.
No quiero una vida
envasada al vacío. Aspiro a ser parte de un mundo imperfecto e inexacto. Amar a
granel. No dosificar los besos. Derrochar abrazos. Reír a puñados. Hacer
manojos de caricias y gastarlos sin recato. No dar las gracias ni pedir
perdón con cuentagotas. No poner etiquetas. Gastar la amistad a raudales. Soñar
sin rigor y sin medida.
Comerme la vida a
bocados y atragantarme de ella.